🗳️ NADIE HA VOTADO POR PAUL BIYA: CAMERÚN YA TIENE SU TERCER PRESIDENTE

Camerún ha hablado, y esta vez nadie ha podido manipular su voz. En una jornada electoral que quedará grabada en la historia africana como ejemplo de soberanía popular y vigilancia ciudadana, el régimen de Paul Biya ha sufrido una derrota total y verificable. No hubo milagros electorales, ni recuentos misteriosos, ni silencios de madrugada. Los votos se contaron uno por uno, bajo la mirada directa de millones de cameruneses conectados a través de teléfonos móviles, grupos de WhatsApp, canales de Telegram, redes de TikTok y plataformas ciudadanas. La ciudadanía, cansada de décadas de engaños, decidió fiscalizar su propio proceso electoral y evitar el acostumbrado fraude que durante más de 40 años mantuvo a un solo hombre en el poder.

11/12/20256 min read

🗳️ NADIE HA VOTADO POR PAUL BIYA: CAMERÚN YA TIENE SU TERCER PRESIDENTE

El pueblo tomó el control del voto, del conteo y de la verdad.

Yaundé, 12 de octubre de 2025.

🗳️ NADIE HA VOTADO POR PAUL BIYA: CAMERÚN YA TIENE SU TERCER PRESIDENTE

El pueblo tomó el control del voto, del conteo y de la verdad.

Yaundé, 12 de octubre de 2025.


Camerún ha hablado, y esta vez nadie ha podido manipular su voz. En una jornada electoral que quedará grabada en la historia africana como ejemplo de soberanía popular y vigilancia ciudadana, el régimen de Paul Biya ha sufrido una derrota total y verificable.

No hubo milagros electorales, ni recuentos misteriosos, ni silencios de madrugada. Los votos se contaron uno por uno, bajo la mirada directa de millones de cameruneses conectados a través de teléfonos móviles, grupos de WhatsApp, canales de Telegram, redes de TikTok y plataformas ciudadanas.

La ciudadanía, cansada de décadas de engaños, decidió fiscalizar su propio proceso electoral y evitar el acostumbrado fraude que durante más de 40 años mantuvo a un solo hombre en el poder.

📲 LA REVOLUCIÓN DIGITAL DEL VOTO CONSCIENTE

El 12 de octubre amaneció con una calma extraña. En todo Camerún, desde las calles de Yaundé hasta las aldeas del Norte, la gente no solo acudió a votar: acudió a vigilar.
Cada elector se convirtió en testigo y custodio del resultado.

Miles de jóvenes, organizados espontáneamente en grupos de WhatsApp y Telegram, establecieron redes de comunicación interconectadas que permitieron registrar cada mesa electoral, cada urna, cada voto.

Las actas fueron fotografiadas, enviadas y verificadas en tiempo real por comunidades digitales que integraban maestros, estudiantes, técnicos, enfermeras, campesinos y miembros de la diáspora.

Mientras los viejos aparatos del régimen intentaban controlar los medios oficiales, la verdad se transmitía en vivo por TikTok, Instagram, X (Twitter) y Facebook.
El pueblo había creado su propio sistema nacional de observación electoral: descentralizado, espontáneo y absolutamente imparable.

Las redes sociales se transformaron en la nueva comisión electoral, abierta, transparente y colectiva. En cuestión de horas, los resultados circulaban por miles de pantallas: Paul Biya no había ganado en ningún distrito importante.

🧭 EL PUEBLO COMO OBSERVADOR SUPREMO

Por primera vez en la historia de Camerún —y quizás de África Central—, no fueron los partidos ni los organismos internacionales quienes certificaron el proceso, sino los propios ciudadanos.

Cada barrio se convirtió en una célula de verificación.
Cada familia, en un comité electoral.
Cada teléfono móvil, en un centro de transmisión.

Las personas documentaron los resultados con precisión milimétrica. Se crearon bases de datos abiertas y compartidas, donde cualquier ciudadano podía subir las fotografías de su mesa y compararlas con las cifras oficiales.
En menos de 24 horas, el recuento ciudadano superó en transparencia, exactitud y velocidad a la comisión electoral del Estado.

No hubo espacio para la manipulación, porque la actualización colectiva fue instantánea.
Cada intento de alterar resultados era inmediatamente corregido por cientos de testigos digitales.
El fraude, por primera vez, resultó técnicamente imposible.

🕯️ EL FIN DE UNA ERA: LA MENTIRA NO PUDO SOBREVIVIR A LA VERDAD COMPARTIDA

Durante más de cuatro décadas, el régimen de Paul Biya se sostuvo en el control narrativo.
El fraude era un ritual y la mentira, una costumbre institucionalizada.
Pero en 2025, la mentira se ahogó en la marea digital.

El pueblo ya no necesitó esperar los comunicados de la televisión estatal: la información circuló directamente del centro de votación al teléfono del ciudadano.
Cada camerunés se convirtió en periodista, notario y observador.

Las plataformas locales de verificación ciudadana, gestionadas por jóvenes ingenieros, periodistas y activistas, lograron recopilar más del 95% de las actas en menos de un día.
Los datos cruzados coincidían en un punto esencial:
nadie había votado por Paul Biya.

El viejo régimen, acostumbrado a fabricar victorias, se encontró frente a la evidencia digital: miles de fotografías, vídeos y reportes públicos que hacían imposible cualquier manipulación.

El resultado era irreversible. Camerún había elegido a su tercer presidente, y lo había hecho con una transparencia jamás vista.

🕊️ UNA DERROTA PACÍFICA, UNA VICTORIA CIUDADANA

Lo ocurrido no fue una revolución violenta, sino una revolución ética.
No hubo confrontación armada ni caos.
El arma del pueblo fue la verdad digital, y su escudo, la unión.

El cambio se produjo sin derramar sangre, sin saqueos ni persecuciones.
Las calles vibraron con júbilo, no con miedo.
El pueblo no destruyó nada: reconstruyó su dignidad.

Esa serenidad colectiva demostró una madurez política extraordinaria.
Las generaciones que nacieron bajo el dominio del viejo régimen comprendieron que la fuerza no se impone: se organiza.
Y la organización ciudadana, impulsada por la tecnología, fue más poderosa que cualquier aparato de Estado.

⚖️ EL VOTO COMO ACTO DE REBELIÓN ÉTICA

Cada papeleta depositada en las urnas fue un gesto de dignidad.
Cada fotografía enviada por WhatsApp fue un testimonio de resistencia.
Cada video compartido en TikTok fue una denuncia silenciosa contra el fraude.

El pueblo no solo votó: defendió su voto con la misma disciplina con la que defiende su pan, su trabajo y su futuro.
Esa defensa colectiva, sin armas ni consignas partidistas, es el verdadero rostro de la nueva independencia africana.

Camerún ha demostrado que el voto puede ser un acto de insurrección ética y de construcción política a la vez.

🌍 LA DIMENSIÓN PANAFRICANA DEL CAMBIO

El triunfo ciudadano en Camerún tiene eco continental.
Desde Libreville hasta Malabo, desde Kinshasa hasta Dakar, los pueblos africanos observan con esperanza el renacimiento de una nación que ha sabido liberarse sin violencia.

La victoria no pertenece a un candidato: pertenece al pueblo africano que despierta.
Es el comienzo de un nuevo paradigma: el poder digital al servicio de la verdad colectiva.

En Guinea Ecuatorial, país vecino y observador del proceso, el recuento de los votantes cameruneses en el extranjero reflejó lo mismo:
Isa Tchioma Bakari obtuvo 101 votos más que Paul Biya, un símbolo del cambio irreversible.
Esa diferencia mínima, casi poética, tiene el peso moral de una década de resistencia ciudadana.

🔔 DE LA PASIVIDAD AL LIDERAZGO COLECTIVO

La historia recordará estas elecciones no por los nombres, sino por el método.
El pueblo camerunés inventó un sistema electoral ciudadano, descentralizado y verificable, que inutilizó las viejas tácticas del fraude.

La participación fue masiva. Las colas en los colegios electorales eran largas, pero el entusiasmo era sereno.
La consigna era clara:

“Vota, filma, comparte, verifica.”

Ese fue el lema del día.
Y funcionó.

Las imágenes de los votos recorrieron el continente.
Cada nueva actualización enviada desde los barrios de Yaundé o Douala era celebrada en los grupos de Telegram de la diáspora como si se tratara de goles de una final.
La alegría fue continental, y el orgullo, colectivo.

💬 UNA NUEVA CONSCIENCIA POPULAR

Ya no se trata solo de política, sino de conciencia.
El ciudadano africano ha comprendido que la democracia no se delega: se ejerce.
Y cuando el pueblo se convierte en su propio observador, la mentira institucional se vuelve inútil.

Los cameruneses no esperaron observadores extranjeros ni discursos de legitimidad: se observaron a sí mismos.
Y en ese acto de autoobservación nació una nueva forma de poder: la soberanía digital compartida.

🌅 CAMERÚN RENACE, Y ÁFRICA DESPIERTA

El amanecer del 13 de octubre no pertenece a un partido ni a un líder: pertenece a la gente.
Por primera vez en mucho tiempo, los africanos han visto un ejemplo claro de que el cambio es posible sin violencia, sin tutelas y sin miedo.

Camerún ya tiene su tercer presidente, elegido por el pueblo y certificado por el pueblo.
Paul Biya pasa a la historia, no como héroe, sino como advertencia.
El poder no es eterno, la verdad sí.

Y esa verdad ha sido escrita, compartida y verificada por millones de manos y millones de ojos.
El pueblo ya no necesita intermediarios para saber quién ganó: lo vio, lo contó y lo publicó.

📜 CONCLUSIÓN: EL VOTO COMO TECNOLOGÍA DE LIBERACIÓN

La jornada del 12 de octubre de 2025 será recordada como el nacimiento del voto inteligente africano.
La ciudadanía tomó las herramientas digitales —sus teléfonos, sus redes, su memoria colectiva— y las convirtió en armas de justicia.

Camerún ha demostrado que cuando el pueblo se organiza, el fraude se vuelve obsoleto.
Que la verdad, cuando se comparte, se multiplica.
Y que el futuro de África ya no está en las urnas vigiladas por el poder, sino en las pantallas vigiladas por el pueblo.

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✍️ Formulado y Validado por:
Presidencia Fundadora de la República Digital de Guinea Ecuatorial™
Javier Clemente Engonga™ – Octubre de 2025