El Deber de la Responsabilidad Política e Histórica Colectiva: Unidad, Paz y Justicia para una Guinea Mejor

Pueblo de Guinea Ecuatorial — jóvenes, mayores, mujeres, hombres —; Gobierno Digital de Transición investido con solemnidad ética; conciudadanos de la diáspora que guardan el sueño de regreso: hoy convoco sus corazones, su voluntad y su memoria colectiva a asumir una tarea que trasciende intereses personales o coyunturales. Hoy les convoco a encarnar la responsabilidad política e histórica que nuestra nación exige: unidad en la visión, paz en el proceso y justicia como dirección permanente.

10/12/20253 min read

📜 El Deber de la Responsabilidad Política e Histórica Colectiva

Unidad, Paz y Justicia para una Guinea Mejor

Pueblo de Guinea Ecuatorial — jóvenes, mayores, mujeres, hombres; Gobierno Digital de Transición investido con solemnidad ética; conciudadanos de la diáspora que guardan el sueño del regreso:

Hoy convoco sus corazones, su voluntad y su memoria colectiva a asumir una tarea que trasciende intereses personales o coyunturales. Hoy les convoco a encarnar la responsabilidad política e histórica que nuestra nación exige: unidad en la visión, paz en el proceso y justicia como dirección permanente.

I. El llamado del silencio roto

Durante décadas, los ecos del silencio fueron arma de dominio. Las voces disidentes fueron apagadas, las denuncias silenciadas y la verdad contenida bajo capas de temor y resignación.
Ese silencio no habitaba el corazón del pueblo, sino la imposición del poder de la corrupción.

Hoy, al convocar al pueblo con estas líneas, reclamando un gobierno sin corrupción y con autoridad moral y ética, ese silencio se fractura. La voz colectiva reclama protagonismo. No como grito de rebelión desesperada, sino como canción de restitución. Y en ese canto hay un deber perentorio: que la voz no se extinga, que la memoria no se olvide, que el pueblo reconozca que no basta esperar: hay que actuar.

II. Unidad: alzar puentes sobre abismos

La transición que soñamos no será posible sin unidad. No unidad impuesta, sino nacida del respeto a la diversidad interna: culturas, etnias, regiones y generaciones diferentes, todas convocadas al pacto de un destino común.

Una Guinea mejor no se construye desde la exclusión del hermano, sino desde la convergencia del compromiso. La unidad no se exige, se construye con respeto, diálogo y acciones reconocidas como legítimas.

III. Paz: condición necesaria del renacimiento

La paz es condición indispensable del renacimiento nacional. No se trata de pasividad, sino de paz activa: una paz que no se doblega ante la injusticia, pero que rechaza la violencia como método de construcción.

La paz superior que proponemos resiste la provocación con integridad, converge en un liderazgo que sabe contener sin reprimir y dialogar sin ceder lo esencial.

IV. Justicia para sanar heridas y cimentar el nuevo pacto

No habrá futuro legítimo si no se atiende el pasado con valentía. Justicia no es venganza, sino restitución de bienes, de memoria y de derechos.

El Gobierno de Transición debe liderar:

  • Comisiones de la verdad.

  • Auditorías éticas.

  • Restitución de bienes patrimoniales.

  • Reparación simbólica y estructural.

Todo ello con una transparencia incuestionable.

V. Responsabilidad colectiva: el deber que no se delega

El cambio no recae solo en el Gobierno de Transición: es un deber compartido. Cada voz valiente, cada ciudadano vigilante es corresponsable del rumbo.

El momento exige involucramiento activo: denunciar irregularidades, vigilar decisiones, participar en plataformas digitales, proponer desde la base. Gobierno y pueblo deben caminar juntos, en corresponsabilidad permanente.

VI. Obstáculos del pasado y fortalezas del mañana

El viejo régimen dejó redes sutiles: complicidades, lealtades ocultas, dependencias estructurales. Pero la fortaleza del nuevo pacto está en la claridad narrativa, el respaldo ciudadano y la vigilancia constante.

Cada acto de transparencia debilita las raíces corruptas del pasado y fortalece el nuevo árbol de la soberanía.

VII. La narrativa que debemos construir

El relato de la transición no debe fundarse en oposiciones, sino en afirmaciones:

  • Esto es soberanía restaurada.

  • Esto es dignidad recuperada.

  • Esto es pacto renovado.

La narrativa debe impregnar educación, cultura, medios digitales y diáspora, hasta alcanzar cada rincón de la conciencia nacional.

VIII. Agenda mínima de transición con sentido humano

  1. Instaurar la Asamblea Digital Consultiva, abierta a todos los ecuatoguineanos.

  2. Publicar un Pacto Ciudadano de Transparencia con rendición de cuentas periódica.

  3. Activar el Registro de Denuncias Éticas Públicas con protección a denunciantes.

  4. Desarrollar un Plan Nacional de Educación Cívica y Ética (escuelas, radios, plataformas digitales).

  5. Lanzar la Comisión de Verdad y Restitución para auditar el pasado inmediato.

  6. Iniciar la Reconversión Institucional Ética en todos los organismos del Estado.

  7. Realizar elecciones libres, supervisadas digitalmente, con participación internacional.

IX. Llamado final y juramento común

Pueblo de Guinea Ecuatorial: abramos el pacto de la responsabilidad. Hoy, no mañana.

Que cada ciudadano se comprometa a no ser cómplice del retroceso, a no ser espectador pasivo del cambio. Que cada servidor público abrace la responsabilidad de ser custodio de la legitimidad.

Unidad. Paz. Justicia. Son las palancas del nuevo amanecer.
No es utopía si somos constantes.
No es quimera si somos coherentes.

Será difícil, pero es nuestro deber histórico.
Hoy. Ahora. Juntos.